martes, abril 15, 2008



HOY POR MI, MAÑANA POR MI.

CALVO aumenta sus ganancias con trabajo compulsivo.

Con Marina Elizabeth Sánchez y Mariano Alexander Guerrero

Mientras la empresa española asentada en Centroamérica se ufana de sus positivos resultados económicos a nivel global y los atribuye a sus “nuevos productos”, en su planta de La Unión mantiene una práctica antisindical y cuasi esclavista. Para muestra basta un botón: en la medianoche del viernes 11 mantuvo encerradas dentro de los buses de traslado del personal y durante dos horas a 300 personas que habían terminado su trabajo. ¿La razón?: esperar que una supervisora acabara su tarea.

El pasado viernes 11 de abril, Valero Lecha, director comercial del Grupo Calvo en El Salvador, declaró a los dos principales matutinos salvadoreños que la Atunera Calvo facturó 4,9 millones de dólares en ventas en los países centroamericanos, acercándose -en tres meses- a las ventas totales de 2007 que ascendieron a 5,6 millones de dólares en la región. Asimismo, declaró que al final de 2008 esperan facturar 10 millones de dólares en ventas en Centroamérica y aumentar en un 10 por ciento las ventas a Europa que en 2007 llegaron a 100 millones de dólares. El ejecutivo atribuyó el crecimiento de la compañía a sus “nuevos productos”.

Lejos de la prensa y sólo unas horas después, a la medianoche del 11 de abril, las obreras del turno nocturno estallaban en cólera en la planta atunera Calvo, en el departamento de La Unión, y golpeaban el portón exigiendo que se les dejara salir. ¿Cómo se llegó a eso? Al fin de la extenuante jornada semanal, las trabajadoras habían culminado sus labores con rapidez y eficiencia para ir a descansar a sus hogares. Pero la jefa de la sección Limpieza de Pescado de Calvo ordenó que las más de 300 personas que salían de su turno debían esperar en los buses por lo menos dos horas, hasta que una supervisora culminara su labor. Por esa razón les negó el permiso de salir de la planta atunera.

Sirel conversó con Marina Elizabeth Sánchez, obrera y directiva de la Seccional Calvo Conservas El Salvador.

-¿Qué sucedió en la medianoche del viernes 11?

-Los viernes siempre terminamos el trabajo y no importa a qué hora sea nos venimos a nuestras casas porque lo que se nos exige es terminar la tarea. Entonces, ya habíamos acabado y queríamos venirnos a descansar. Pero Dora Lilián Cruz y Erasmo Suárez (jefe de Planta) dieron orden de que no dejaran venir a ningún bus porque debíamos esperar a que saliera una controladora para que viniera con nosotros, ya que ella debía quedarse en el centro de La Unión. Ordenaron que se quedaran hasta los buses que no pasan por el centro.

Salimos a las 0.30 am y nos tuvieron dentro de los buses hasta las 2 de la madrugada, y lo peor fue que la controladora que estaban esperando ni siquiera se vino con nosotros, sino que se fue con otro bus.

Pero antes de irnos fuimos donde Dora Cruz junto con varias compañeras y le dijimos que nosotros no éramos jefas ni controladoras, y que no teníamos que estar esperando.

-¿Y cuál fue su respuesta?

-Nos dijo que ni ella decía nada, que le tocaba esperarse hasta que saliera la última persona de la planta, a lo cual le respondimos que nosotras somos trabajadoras, no jefas como ella, y que trabajamos duro y rápido para terminar con nuestro trabajo e irnos a descansar, no para estar encerradas en los buses mientras nuestros hijos nos están esperando. A lo cual Cruz respondió que ese no era su problema y que ese bus se iba ir faltando 15 minutos para las 2 de la madrugada. Entonces le dijimos que ponernos las pilas para sacar el trabajo los viernes de nada sirve. Dora Cruz contestó que si queríamos podíamos traer abogados, pero que ya había impartido la orden.

-La gente se molestó bastante…

-Estaba bien molesta, y no quería que nos dejaran en la madrugada sentados en los buses haciendo nada. Y la controladora ni siquiera se vino con nosotros, que supuestamente la estábamos esperando.

-¿Y los de qué zonas tuvieron que esperar?

-Todos tuvieron que esperar, los de Tamarindo, los de Yayantique, todos, porque Dora dijo que si dejaba salir un bus todos se iban a querer ir, entonces todos tenían que esperar.

Mariano Alexander Guerrero, obrero y secretario general de la Seccional Calvo Conservas El Salvador, relató también lo ocurrido:

-A las 0:30 a.m. las trabajadoras de Limpieza de Pescado habían hecho un esfuerzo extra para terminar antes y poder llegar temprano a sus hogares. Los buses estaban completos y la gente decía: “¡Vámonos, vámonos, ya estamos listos!”. Los buses tomaron el camino, pero en el portón los regresaron para el parqueo de la planta diciéndoles que no tenían orden de dejarlos salir. Ahí surgió el descontento de la gente, y cuando llegamos al parqueo la gente me decía: “Mariano: ¿cree que les puede decir que nos dejen salir?”. Les respondí que era necesario que no fuera solo como dirigente sindical, sino que me acompañarán más personas para que vieran que era bastante gente la que pensaba así para que nos escucharan. Y entonces se bajaron conmigo todas las trabajadoras de ese bus y las de los otros buses, y se hizo un gran tumulto de gente.

-¿Cuál fue la respuesta de los encargados?

-Les pedimos a los compañeros vigilantes que dieran la orden de dejarnos salir, que la gente estaba rendida, que necesitaban ir a descansar y que no estábamos en una cárcel o en un campo de concentración para que nos tuvieran retenidos a la fuerza. Además, la mayoría de la gente va a comunidades alejadas donde se hace hasta una hora de camino, y a la que estaban esperando era gente del centro de La Unión que esta a unos 10 minutos de la planta, a quienes pueden mandar en un microbús.

-¿Y eran supervisores a quienes estaban esperando?

-Sí, eran controladoras de pescado. El vigilante me dijo que la decisión de dejarnos ir dependía de Dora Lilián Cruz, la jefa de la sección de Limpieza de Pescado. Entonces fuimos con toda la gente para donde Dora Lilián, adentro de la planta, y le pedimos que por favor diera la orden de dejar salir los buses, que afuera estaban todas las trabajadoras enojadas. Dijo que tenía la orden de dejar salir los buses a la 1.45 a.m., y que además no éramos nosotros quienes íbamos a decidir la hora de salida de los buses sino ella.

-¿Dora Lilián es quien afilia para el sindicato bajo control patronal?

-Sí, aunque ella no tiene un cargo, es la que permite que los miembros del sindicato patronal con listado en mano proporcionado por ella misma se pongan a afiliar a las trabajadoras dentro de la planta en forma forzada, y a las personas nuevas les dice que si no se afilian al sindicato bajo control de la empresa, no se van a quedar después de la etapa de aprendizaje.

-¿Cuál fue su reacción al reclamo de las trabajadoras?

-Hubo amenazas contra todas las trabajadoras que estaban ahí conmigo. Les dijo directamente que ya estaba viendo quiénes eran las personas que estaban apoyando la trifulca del sindicato, que sólo nos dedicábamos a crearle problemas a la empresa y que el lunes tomaría medidas. Una compañera le dijo que dejara de amenazarnos, y que decirle que se querían ir para su casa no era ofenderla. Fue cuando llegaron los vigilantes llamados por la jefa de Empaque, y nos pidieron que desalojáramos las oficinas de producción. Dora Lilián nos despidió diciendo que si queríamos que llegáramos con mil abogados, pero que las órdenes las daba ella.

-¿Y ustedes salieron?

-Sí, y afuera la gente estaba cada vez más enojada. Algunos sacudían el portón y gritaban que nos dejaran salir, que querían ir a sus casas. Algunos de tan enojados que estaban, gritaban reclamos contra los vigilantes y contra el jefe de Recursos Humanos, Eduardo Meléndez, que ni se encontraba en el lugar. Ahí me crucé con un miembro del sindicato patronal que se llama José Leonidas Valladares, y le pregunté que si ellos no podían hacer algo, que si no estaban para defender los derechos de los trabajadores. A lo cual me respondió que no iban estar defendiendo gente que andaba insultando a Don Eduardo o a la empresa. Lejos de interceder por los trabajadores, los miembros del sindicato patronal se dedicaron a andar levantando una lista de las trabajadoras que estaban protestando o descontentas.

Pero Calvo espera aún más beneficios

Las entrevistas a las trabajadoras y trabajadores de Calvo van desenmascarando el doble discurso de la empresa, que continúa con sus esfuerzos mediáticos para presentarse públicamente como una empresa modelo.

De hecho, a la pregunta de los periodistas que lo entrevistaron sobre las posibilidades de que el “limbo legal” en que se encuentra el cumplimiento de los convenios de la OIT en El Salvador pudiera afectar los beneficios del SGP Plus de la Unión Europea, Valero Lecha respondió: “Esperamos que por todos los beneficios que ha traído Calvo a El Salvador; la UE tome la decisión correcta”.

En La Unión, CEAL*

15 de abril de 2008